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Adrián se inicia en el mundo de la pintura a finales del 2012.
Su obra no tendría sentido sino teniendo en cuenta el eclecticismo que le es inherente, oscilando así, entre el desafío y rechazo de los marcos perceptivos convencionales del dadaísmo, la visión trágica del ser humano del expresionismo alemán, la espontaneidad del arte naif, así como la indagación en la creación de realidades alternativas del surrealismo; creando así un marcado estilo propio, que aún variando en su forma, va siempre cohesionado con su forma de entender y afrontar la realidad.
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